miércoles, 11 de julio de 2012

"Independencia"


Cuando miro las referencias que aparecen sobre el 9 de julio, en la tv, en internet, la radio, los diarios, los discursos... hay algo que no me cierra. “Independencia” es la palabra que suena y suena, aunque vacía.
Proclamar que nuestro país en independiente desde 1816, es una verdad a medias. Jurídicamente (y hasta por ahí nomás) puede ser que nos hayamos constituido en independientes, pero: ¿qué país? Provincias que ahora son, por aquel entonces no lo eran, y peor aún ¿qué era “La Argentina” por ese entonces? Nada. Existía la patria que era la provincia, la región, mi distrito, pero un país... para eso faltaba. Faltaba una burguesía capaz de conducir un proceso de homogenización a nivel Nacional, y eso, recién sería posible después de 1853, con suerte para 1880...
Esto no pretende ser un manifiesto “antinacional” ni tampoco destruir un relato que para algunos aparece casi sagrado, inconmovible, inalcanzable. Éstos no son solo los fans de Félix Luna o amantes de una historiografía más tradicional, si no también gente que se dice progresista, que simpatiza con medidas populares, y que incluso es peronista. El peronismo tiene una base historiografica de base conservadora, y no descubro nada, pero tampoco dá profundizar demasiado. Sí aclararlo, ya lo hablaremos.
Creo que como militancia, como organización, no podemos adoptar nada de lo que nos dicen como impuesto, como sagrado, hay que cuestionar, criticar. apropiarnos de los sentidos desde nuestro sentido, desde nuestra experiencia y compromiso. En eso creo que debemos crecer en los tiempos que vienen, afinar el lápiz y ponernos a trabajar. Me cae mal el relativismo acérrimo, aunque a veces puedo tocarlo, rozarlo, ser parte; principalmente por que me parece que sí existe una verdad y esa verdad es la libertad (además de la realidad) cualquier saber que nos haga libre, es verdadero. Por eso creo que hay que considerar la palabraIndependencia y si se quiere, utilizar la segunda década del siglo XIX para su referencia cronológica pero, como una construcción. No nos la regalaron, la hicimos con la guerra, con San Martin y sus generales y soldados, con los traidores del directorio, con Sarratea y el empréstito de la Baring Brothers, con la muerte de Dorrego y la Batalla de Caseros, con la Conquista del Desierto, con la Ley de Residencia, con la Semana Trágica y la Patagónia también Trágica, con el 17 de Octubre y la toma del Lisandro de La Torre, dictaduras, bombas y proscipción.
La seguimos haciendo a esta “independencia”, todos los días, pensando, discutiendo, luchando, y en esto no debemos ser inocentes, todo estado pretende construir su relato, pero éste no debe ni puede representar a la militancia revolucionaria. Por que aquí, se trata como dijo Chávez en el cierre del foto social mundial, donde las izquierdas de todo el mundo se juntan a tomar el té, de sustituir el capitalismo, de destruirlo, no sólo de conformarnos con un neokeynesianismo. Con el capitalismo también se irá esta forma de Estado.
Todo eso es el estado en constante disputa por su independencia y soberanía; no entender que el estado aún está en disputa también en el sentido de la construcción de su Historia y de las categorías que la analicen, es estar ciego. Ciegos son los que no quieren ver.
El 9 de Julio nos sirve para pensar en perspectiva de mediana o larga duración, ver de dónde venimos y a dónde queremos ir, no para sacralizar y idolatrar una fecha, una efémeride vacía.
“La Historia es la política del pasado” decía Jauretche. Tiempo antes, un franchute muy capaz, escribió unas cuantas hojas dedicadas a los “Combates por la Historia”, de eso se trata amigos, la historia es un combate, una guerra de posiciones constante, pero ¿con qué la peleamos? Está bien en una etapa inicial del combate utilizar las armas del enemigo. Para la guerra de la independencia usamos los fusiles franceses o españoles, ahora el concepto de Nación principalmente, pero la Nación igual que los votos y la democracia la inventaron en la Europa, y no por que no sirvan, sino que no alcanzan para pensar la liberación de nuestro pueblo. Tenemos que crear nuestras propias armas, palabras, sentidos, y contrasentidos. Me parece que en eso tenemos que asumirlo también como una tarea de militancia, pero atenti, que sea militancia no implica ser una rata que apele al guitarreo, tenemos que asumir el compromiso como hizo John William Cooke, de estudiar, de conocer, de teorizar, por que la teoría (y en eso meto a la Historia) "No es una ciencia enigmática cuya jerarquía cabalística manejan unos pocos iniciados, sino un instrumento de las masas para desatar la tremenda potencia contenida en ellas. No les llega como un conjunto de mandamientos dictados desde las alturas, sino por un proceso de su propia conciencia hacia la comprensión del mundo que han de transformar".

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